Los
empresarios deberían desear que su Organización fuera eficiente y, al mismo
tiempo, un lugar agradable para trabajar. Esta conjunción hace a los buenos
empleados más productivos, no los irrita y evita que se vayan a otra parte a la
primera oportunidad.
En
épocas de crisis la fidelidad de los empleados tiene una importancia relativa,
pero, en épocas de alta demanda de capital humano, es fundamental.
No se me
escapa que hay quien sostiene lo contrario, esto es que la empresa ideal es un cuartel
en el que se tiene que exigir y dar lo máximo, sin que interese mínimamente la
sensación de bienestar que se cree para sus integrantes (¿les huele a call
center?).
No me
voy a detener aquí en la discusión de estos diferentes puntos de vista, ya que,
por lo general, es un común sentir que las personas rinden más si están a gusto.
Para
lograr la máxima eficiencia de su personal los dirigentes deberían observar algunas
reglas:
1)
Determinar las características de los cargos o puestos
2)
Seleccionar adecuadamente a los empleados para esos cargos
3)
Guiarlos y motivarlos del modo más adecuado para cada uno
Los primeros
dos puntos se refieren a técnicas de selección y diseño del cargo. Los lectores
las estarán aplicando de la mejor manera y yo he hablado del asunto en otras
ocasiones. El tercero concierne a las habilidades de dirección y voy a hacerles
breves consideraciones al respecto.
Alguna
vez deben de haberse preguntado, al tratar con alguien: " ¿Cómo le digo esto? ¿Cómo
le explico que se equivocó sin que se ofenda? ¿Voy a controlar lo que está
haciendo mientras lo hace o espero a que termine?".
Es posible que hayan acertado el camino a seguir
porque un buen pálpito o por años de conocer a la gente etc. Las cosas les habrán resultado a veces bien y
otras mal. Para mejorar la probabilidad de éxito debería utilizarse un método bastante simple.
Hagan un análisis de la personalidad de
aquéllos con quienes van a trabajar. Saltará enseguida a la vista
que hay quienes prefieren ser guiados paso a paso, con instrucciones
precisas y feedback contínuo, y otros a quienes un estricto control,
explicaciones puntillosas y el aliento del supervisor sobre el
cuello les ponen los pelos de punta.
Hay quienes
se sienten a gusto con contactos amistosos, vínculos personalizados,
apoyo e instrucciones apenas generales; otros a los que las
relaciones de buena vecindad les interesan poco y prefieren que el
trabajo sea frío, impersonal, concreto, con instrucciones y
objetivos precisos, y poca o ninguna charla. Hay quienes se
ubican a mitad de camino entre los primeros y los segundos. ¡Hay de
todo! Esta es la razón por la que los directivos deberían
desarrollar la capacidad de detectar qué es lo que tienen entre
manos y cómo manejarlo.
Con
el primer tipo de personas, llamémoslas como ayuda memoria "Dulces",
es aconsejable utilizar un mayor Soporte Afectivo (SA); con las
segundas,"Asperas", un prevalente Soporte Informativo (SI), (Nora Madjar 2008). ¡Con las que son
medio dulces y medio ásperas hay que utilizar un poco y un poco!
El SA expresa conductas como sonreír, preguntar por problemas personales,
elogiar frecuentemente, confortar en las dificultades, recordar el cumpleaños y
lo que las personas piensan y creen, su equipo favorito, en síntesis hacer
sentir al empleado que es apreciado y que existe como persona, no sólo como
productor.
El SI,
por su parte, requiere dar informaciones precisas, acompañar los procesos de
trabajo, evaluar justamente los resultados, fijar claramente los objetivos por
alcanzar.
Esto no significa que a los Dulces no haya que
darles adecuadas instrucciones o que a los Asperos haya que
tratarlos a las patadas. También a los Asperos les gusta ser
apreciados y los Dulces necesitan instrucciones y seguimiento. Se
trata de grados. A los Asperos les molestan los melindres y las
zalamerías y a los Dulces les molesta ser tratados con frialdad y
recargados de datos e instrucciones.
No hay duda !claro!
de que, además de lo dicho, también los directivos deberían ser
capaces de analizar y corregir su propio y carácter y
comportamiento, que no siempre habrán sido son los más
convenientes (¡aunque la mayoría difícilmente lo acepte!).
En
nuestra clasificación DISC (www.counselors.com.ar/disc)
podríamos diferenciar como Dulces a los I y a los S, y como Asperos a los D y
los C.
En
reducida síntesis, los I, Influyentes, son muy sociables y amigos de todos, mientras
los S, Serviciales, desean sentirse útiles, aprecian las relaciones de grupo y
los contactos con pocos íntimos. Los D, Dominantes, y más aún los C,
Concienzudos, se inclinan a lo práctico y no les gusta dedicar demasiado tiempo
a amistades de café y chismes sentimentales.
A los Influyentes hay que brindarles abundante
Soprte Afectivo y sólo un estrictamente necesario Soporte
Informativo; a los Serviciales bastante de los dos;
a los Dominantes hay que darles un conciso Soporte Informativo y muy poco Soporte Afectivo; a los Concnienzudos abundante
Soporte Informativo y escaso Soporte Afectivo.
Las
Corporaciones que más facturan en el mundo prestan atención a estos detalles,
que en realidad son mucho menos detalles de lo que se pueda pensar. Imítenlas y
se verán seguramente recompensados.