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Sistemas de Gestión y Recursos Humanos

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Boletín de Recursos Humanos - Número X

Accidentes de Trabajo

por el Dr. Marino Milella*
 

Expreso mi agradecimiento a nuestro asociado, Ing. Enrique Ordóñez, especialista en seguridad industrial, quien colaboró en este Boletín.

Las estadísticas de accidentes de trabajo aportan información limitada, ya que sólo reflejan accidentes que les ocurren a personas aseguradas y son reportados a las Compañías de Seguro. Como hay mucho trabajo en negro sin seguro a lo largo y ancho del mundo y como por razones sindicales o empresarias muchos accidentes no son denunciados, las cifras informadas deben ser leídas con una dosis de escepticismo.

De todos modos y sólo para dar una idea aproximada, transcribimos aquí algunos guarismos, aclarando que los accidentes están clasificados en fatales y no fatales. En la Argentina hubo en el año 2.000 18,6 casos fatales cada 100.000 asegurados; en México 14, en España 9,20, en USA 4, en Alemania 3,05 en Italia 7 y en Australia 4. Japón tiene otro sistema estadístico, que toma en cuenta accidentes fatales por número de hora trabajadas e informa 0,01 accidentes fatales cada millón de horas.

De los no fatales se denunciaron, cada 100.000 asegurados, 7.549 en España, 3.624 en México, 7.747 en la Argentina, 2.058 en Australia, 4.001 en Alemania y 4.030 en Italia. USA señala 3.600.000 por año.

Si desean más información pueden recabarla en: http://agency.osha.eu.int/publications/magazine/14/es/index_3htm

O en http://laborsta.ilo.org

Los costos de los accidentes son enormes. Del punto de vista económico hay pérdida de horas trabajadas y caída de producción, indemnizaciones, gastos médicos y de sepelio. Desde una perspectiva social duelos, conflictos e ira en los familiares, agudización de luchas político/sindicales, sensación de inutilidad y bronca de los sobrevivientes, que suelen preguntarse "¿por qué a mí?".

Entre los factores que pueden contribuir a la ocurrencia de accidentes suelen mencionarse:

A) Ciertos tipos de personalidad.
Viejas distinciones entre tipos A, que enfrentan la vida con mayor serenidad, y tipos R, que se toman todo muy en serio y trabajan como si fuese una misión, han sido dejadas de lado. Se habla hoy de personas "con locus de control externo" -manejadas más por los estímulos externos que por decisiones internas- como más expuestas al riesgo. No compartimos esta clasificación y la mencionamos sólo en honor a la objetividad. En realidad preferimos pensar que cuanto más una persona obra con rapidez y descuido de reglas y detalles tanto más se expone. Si esto es así, y sería útil que otros investigadores pudiesen encarar la tarea de un estudio estadístico, nuestros estilos D -y algo menos el I- serían los mejores candidatos a tener accidentes. Los remito a los boletines anteriores para conocer la clasificación DISC.

B) Circunstancias de la vida del individuo.
Malas relaciones familiares, preocupaciones económicas, inestabilidad del trabajo, incapacidad de manejarse adecuadamente en el entorno, abuso de drogas o alcohol, desórdenes de conducta, son todos potenciadores del riesgo. Alteraciones psiquiátricas también lo son, pero dudamos de que haya tantos psicóticos, maníacos u oligofrénicos en las actividades laborales como para ser influyentes en la estadística.
Las mencionadas pueden ser consideradas situaciones críticas que perturban con diferente intensidad la función cognitiva y el equilibrio emocional y provocan un déficit de atención-concentración en las tareas habituales.

C) El ambiente de trabajo.
Materiales peligrosos, deficiente calidad de maquinarias, normas de procedimiento carentes o equivocadas, falta de protección física y aparejos no ergonómicos, ruidos fuertes, temperaturas extremas, monotonía de la tarea, tiempos excesivos y turnos mal organizados, todo esto contribuye al incremento de la frecuencia de accidentes.

Algo poco tenido en cuenta es que muchas veces, a pesar de haberse dispuesto medidas técnicamente correctas, los accidentes ocurren más allá de las expectativas. Esto sucede porque los trabajadores se resisten obstinadamente, a pesar de eventuales sanciones, a respetar las normas. Se trata de un problema de falta de motivación específica. Los ingenieros expertos en seguridad conocen este problema y se las ingenian para buscarle soluciones. En otros casos, a falta de expertos, el ingeniero de fábrica obra sobre el ambiente disponiendo métodos de seguridad pero descuidando la intervención personal.
Por otro lado sólo una parte de los accidentes se produce en actividades industriales en que intervienen ingenieros especialistas y, en las otras, es raro que haya expertos en seguridad (ingenieros y psicólogos especialistas)que integren el staff y puedan manejar el problema. En los sectores de transporte, salud y construcción los accidentes son acontecimientos comunes.

No hay duda de que las mejores intervenciones no van a evitar todos los accidentes, puesto que un porcentaje de éstos puede considerarse fisiológico en cualquier actividad, hasta la del trabajo doméstico.
Los mejores resultados, de acuerdo con algunos experimentos, se alcanzan cuando a las medidas "ingenieriles" o técnicas se les suman acciones de naturaleza psicológica, orientadas a lograr un cambio de comportamientos con la máxima participación del personal involucrado. Éstas pueden consistir en reuniones previas de programación y entrenamiento, fijación de metas de común acuerdo, feed back de resultados y creación de un eficaz sistema de premios y castigos para individuos o grupos.
Los operadores deben adherir activamente sin que se suscite en ellos la sensación de ser controlados y manipulados. De procederse así es muy probable que extiendan luego lo aprendido a otras situaciones que requieran atención y evitación de riesgos. Puede considerarse el ejemplo de un operario convencido a utilizar casco en fábrica que también no deje de utilizarlo cuando monta en su motocicleta, independientemente de que las normas de tránsito lo hayan declarado obligatorio o no.

Además de las medidas de ingeniería y las intervenciones sobre los comportamientos puede pensarse en adoptar una política preventiva, consistente en prestar atención a las situaciones en que quien trabaja en tareas riesgosas esté enfrentando situaciones de stress. En estos casos las medidas adecuadas serían relevarlo y reubicarlo en tareas en que el nivel de concentración requerido fuese menor.

Marino Milella

Escríbanle a Marino: mmilella@counselors.com.a


* El Dr. Marino Milella es Doctor en Psicología Clínica, Abogado. Especialista en Asesoramiento Jurídico de Empresas (U.B.A.), ex- Profesor de Derecho Comercial (U.B.A. y M.S.A.) y Profesor invitado de Psicología de la Conducta, Master Trainer the Trainers de Carlson Learning Co. MN. U.S.A, Miembro de la A.A.B.T. (American Association for Advancement of Behavior Therapy), Investigador en Psicología de la Conducta Individual y Organizacional, Consultor de Empresas en Sistemas de Gestión de Recursos Humanos y Docente de la Dirección Nacional de Formación Superior del Instituto Nacional de la Administración Pública (I.N.A.P.)

 
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