Antes   que nada gracias.
              Hace sólo unos minutos que terminé de leer su   artículo.
              Lo leí de un tirón y de un tirón le estoy transmitiendo algunas   simples y muy breves consideraciones.
            Para   motivar hay que conocer. Correcto. Pero, ¿conocer a quién? ¿Sólo al que hay que   motivar? ¿O el panorama es mucho más amplio...y también a quien está cerca de   aquél que debe ser motivado? Y aún más, ¿no es acaso más importante que el   "motivador" se conozca efectivamente a sí mismo y sepa darse una automotivación? 
            Es   importante también determinar qué cosas hay que conocer: ¿sólo lo abarcado en el   ámbito laboral (porque aquí estamos hablando en primer término de motivacion   laboral) o también en otros ámbitos..., y entonces ¿qué horizontes habrá que   explorar? La persona es en realidad un abismo complejo, polifacético y nunca   suficientemente explorado.
            ¿Por   otro lado es correcto colocar la persona individual  (no la personalidad) en categorizaciones?   Hasta qué límites podemos llegar? ¿Cuáles son los vínculos morales? Más allá de   lo que dispongan las leyes sobre la privacy... 
            No   sé qué respuestas se da Ud. y me gustaría conocerlas.¿ Quizás en la continuación   de su artículo se encuentra la solución?
            Hasta   pronto
            Ferruccio   Muzzi
              Responsable de Selección, Evaluación y Desarrollo de   Competencias
              Banca Lombarda
              (Brescia-Italia) 
            
            
            “Estimado   dr. Muzzi:
            Me   plantea Ud. ocho sutiles preguntas, todas susceptibles de un estudio complejo.   Expondré en síntesis algunas consideraciones e intentaré desarrollarlas más   ampliamente en las siguientes entregas
            1)   "¿Conocer a quién? ¿Sólo al que hay que motivar? ¿O el panorama es mucho más   amplio...y también a quien está cerca de aquél que debe ser   motivado?
            Sin   duda a todos. Las relaciones son por definición recíprocas y lo ideal es que los   que interactúan se conozcan bien y todos respeten  los principios de la   motivación. 
            2) "...¿no es acaso más importante que el "motivador" se conozca efectivamente a sí   mismo y sepa darse una automotivación?"
            También   en esto no caben dudas. Las personas deberían experimentar placer al hacer lo   que hacen. Y deberían conocerse bien a sí mismas para lograr este estado. Muchas   vecen hacen elecciones equivocadas y sufren las consecuencias de su andar a   ciegas respecto de sus fuerzas y limitaciones.
            3)   "...qué cosas hay que conocer: ¿Sólo lo abarcado en el ámbito laboral (porque   aquí estamos hablando en primer término de motivacion laboral) o también en   otros ámbitos?"
            En   principio lo abarcado en el ámbito laboral. Sin embargo las personas constituyen   una unidad y, por tanto,  salvo que nos   enfrentemos con patologías esquizoides, no serán excesivamente diferentes en el   trabajo de lo que son en otros ámbitos.
            4)" ...   y entonces ¿qué horizontes hay que explorar?"
            Muchos.   Pero hay que explorarlos uno por uno, por disciplina científica. Estoy pensando   en las áreas de los afectos de pareja o de parentesco, de la comunicación, los   conflictos, la religión, el deporte etc. Al final se podrá recomponer un cuadro   unitario y, con toda probabilidad, se descubrirá que hay muchas similitudes en   los diferentes campos.
            5)   “La persona es en realidad un abismo complejo, polifacético y nunca   suficientemente explorado."
            Coincido   con la afirmación de que no esté aún suficientemente explorado. Pero las   investigaciones desarrolladas hasta hoy y las que están en curso nos dejan saber   ya bastante. Por cierto el resultado depende de lo que hayamos delimitado como   objeto denuestros   estudios. Si el objeto consiste en actitudes y comportamientos, estamos ya bien   adelantados.
            Estudios   de marketing, económicos, políticos y sociales, sin hablar de muchos métodos   terapéuticos, se fundan en la posibilidad de prever cómo actuarán los   individuos. Grandes catástrofes ocurren cuando estas previsiones son   desatendidas, como podemos observar hoy    a nuestro alrededor.
            6)   “¿Es correcto colocar la persona individual(no la personalidad) en   categorizaciones?"
            Sea   el que sea, en el campo del conocimiento se debe partir de categorizaciones.   ¿Chaos o alétheia (caos o develación)?¿No   efectuamos acaso continuas categorizaciones cuando decimos que alguien es bueno   o japonés, antipático o sincero, burro o ingeniero, gordo o   millonario?
            7)   “Hasta qué límites podemos llegar? ¿Cuáles son los vínculos morales? Más allá de   lo que dispongan las leyes sobre la privacy....” 
            Lo   que yo me limito a proponer es utilizar medio lícitos para fines lícitos. No   encontré jamás a nadie que no se sienta más que feliz ante revelaciones   respetuosas, que no constituyen una intrusión y, más vale,  producen un    beneficio de autoconocimiento. Por el contrario he conocido muchas   personas ansiosas de entender qué es lo que no funciona en sus relaciones   interpersonales y por qué las decisiones que toman suelen desencadenar peleas,   infelicidad y quiebras.
            La   mayor parte de los conflictos se origina en el hecho que no conocemos ni a los   demás ni a nosotros mismos, no en el contrario.
            En   la actividad laboral me parece además diferente e invasivo diagnosticar al   sujeto como neurótico o algo parecido. Aparte el hecho que, con pocas   excepciones, para quienes usan esta terminología somos todos neuróticos (o   psicópatas) y que esta "cualidad" resulta entonces irrelevante, no considero   justa la utilización de inciertas categorías de patología clínica para calificar   a quien,  a lo sumo, posee sólo algunos   rasgos neuróticos y cumple o ha cumplido normalmente sus tareas a lo largo de   años. De todas maneras éste es un tema demasiado específico para debatirlo ahora   en forma más extendida.  
            Quisiera   sin embargo girarle la pregunta: ¿no podría hasta una simple entrevista ser   juzgada una tentativa de penetrar en la privacy?
            Me   parece que sí. Y sin embargo, para ingresar a un candidato en la empresa o para   elevarlo a destinos más brillantes con un ascenso, tenemos una razonable   necesidad de averiguar si es prudente o temerario, sociable o intratable,   minucioso o descuidado. Pero no se nos cruzaría por la cabeza investigar, esto   sí por respeto de la privacy, si es fiel o adúltero, piadoso o ateo, tacaño o   generoso. Esto no nos concierne y no es relevante para el trabajo. Nos alcanzará   con saber que el sujeto es una persona de bien y  adecuada para un cargo específico.  
            Hace   falta otra consideración: cualquier dato se llegue a conocer sobre un individuo,   hasta el simple hecho que ingiera con frecuencia aspirinas o sufra de gastritis,   puede ser utilizado dolosamente. Pero esto no puede impedirnos analizar sus   características de personalidad, sobre todo si queremos   motivarlo.
            8) “No sé qué respuestas se da Ud. y me   gustaría conocerlas.¿ Quizás en la continuación de su artículo se encuentra la   solución?" 
            ¡Es   éste un terreno tan escarpado que tengo siempre miedo de decir tonterías, hasta   cuando defiendo ideas bastante comprobadas!
            Me   limito, por lo tanto, a proponer soluciones prácticas, inductoras de cambios,   con la esperanza de que, aplicándolas, las personas se sientan más satisfechas   de su trabajo y de sus relaciones familiares y sociales, más capaces de   comprender y comunicar. Podría atreverme a agregar "más eficientes y   productivas", para sí mismas y los demás, pero temo que estos términos sean   interpretados como "yankeesmos" poco acordes con nuestra sensibilidad   latina
            Mis   respuestas -mis sugerencias- se fundan en psicología organizacional y   conductista. Son útiles de manera provisoria, ¡por lo menos hasta que otros   lleguen a demostrar que todo esto es erróneo y que hay caminos   mejores!
            No   me atrevería a abrir la boca en público sobre aspectos filosóficos o religiosos   que conciernen a la "persona", así entre comillas. Si el ser humano pueda   motivarse y ser feliz más con la renuncia que con la potencia, si sea una   realidad o un sueño, si cumpla su destino con el misticismo o con el éxito   mundano, son temas fascinantes sobre los que no tengo competencia y de los que   sólo puedo gozar leyendo lo que otros escriben.
            Quería   ser más que breve pero no lo logré. Ud. tiene parte de la responsabilidad, por   haberme ofrecido tantos puntos de reflexión. Le quedo deudor y espero   egoístamente que me los siga ofreciendo
            Hasta   muy pronto
            Marino   Milella
            
            
            
            
            
            "Estimado   Dr. Milella
            Agradezco   las respuestas que me dio. No puedo todavía decirle si las comparto, en parte   o...
            En   referencia a mi e-mail anterior sólo quiero confirmarle que, como Ud.   correctamente lo advirtió, las preguntas que le planteé eran intencionadamente   provocatorias. 
            Estaba   yo interesado en comprender sobre qué terreno me estaba moviendo; y, de todos   modos, la confrontación, particularmente la dialéctica, me estimula mucho, sea   sobre arenas movedizas, sea sobre rocas o suelo firme en  que se puedan afirmar sólidos   cimientos.
            Claro   que para lograr una percepción más estable -percepción y no "certidumbre" de   conocimiento (nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu- nada hay   en el intelecto que antes no haya pasado por los sentidos N.d T.)- me hubiera   resultado más fácil instaurar un diálogo y debatir -¿por qué no confrontar?-   cara a cara temáticas tan atrayentes.
            Le   agradezco la oportunidad que me brindó y las eventuales   futuras
            Cordiales   saludos
            Ferruccio   Muzzi”
            
            
            
            
            
            Estimado   dr. Muzzi:
            ¡Nos   movemos siempre sobre arenas movedizas! Agregaría que no sólo en modo   figurado... 
            Por   su cita deduzco que estamos en sintonía. Como psicólogo conductista estoy   convencido de que todo es aprendizaje, si bien entiendo que los patterns   motorios de supervivencia y los mismos mecanismos de aprendizaje son innatos.   Está claro que, si no tuviésemos un hipocampo y una amígdala aptos para   registrar sensaciones y una corteza predispuesta para elaborarlas, no podríamos   aprender casi nada. Me gusta comparar con un automóvil. Tenemos todo para   funcionar. Pero los caminos que recorreremos no se determinan en la fábrica. 
            Si   alguien demostrara un día que nos volvemos violinistas porque hay un gen del   violinista, no me cortaré las venas. Pero, por ahora, no lo creo en   absoluto.
            Cordiales   saludos
            Marino   Milella